Natalia escribió:El problema máximo es que cuando alguien llama al profesional, es porque ya no pueden más con el perro. Así que no suelen llamar por que el perro se les suba al sofá (lo acaban asumiendo), ni porque les gruña al comer (lo acaban asumiendo), ya te llaman cuando ha mordido a la niña, cuando ha roto la televisión de plasma o cuando se ha comido al perro del vecino.
Vamos, que la moda es esperarse al desastre, y el lema es "hasta ahora hacía tal tal tal tal y tal pero no pasaba nada, se podía estar con él, pero claro, ahora que me ha dejado el brazo colgando y me ha sacado un ojo necesitamos ayuda".
Y son problemas que como lo hagas mal, la lías cojonúa.
No habia caído yo en este pequeño detalle
Yo creo que por probar no pierdo nada, siempre y cuando por teléfono me den las referencias de lo que quieren. Todo esto me viene a la cabeza de este verano con un mecánico que lleve el coche a cambiar el aceite, este vio una pegatina en el coche de Dog in Car y me pregunto si tenia perro y empezamos a hablar de razas y cosas, una cosa llego a la otra y acabe dándole consejos del por que su perro ladraba cuando no estaba, como solucionar que no tirase de la correa. En otra ocasión hace un mes me encontré un amigo del pueblo y me dijo que estaba trabajando en la clínica veterinaria de auxiliar, donde llevamos a los perros y que la veterinaria estaba alucinando por que una gran mayoría estaban pidiendo consejo sobre actitudes fácil de corregir a mi modo de ver, este chaval entiende mas de adiestramiento pero de educación no entiende un pijo.
Y de estas tonterías es donde me lo estoy planteando. Otra opción muy buena es la que me comenta Sara con los cachorros.
Mi idea son clases individuales con el dueño, y yo enseñar al dueño que siempre es el problema. Yo tengo claro en que tipo de casos me puedo implicar, en los que no lo tenga claro por 5 o 10 euros no me enmierdo.