
Por no hablar de la valiosísima herramienta que supone la droga para el estado, el objetivo es que el pueblo se aliene, ya sea con tv, futbol, drogas o paranoias, ni los traficantes ni los distribuidores ni los drogadictos son un peligro para el estado, solo el individuo libre pensador es un peligro para el estado, ya sea consumidor o verde a lunares coloraos.
De cara a la galería, la forma de actuar es simple:
Vamos a un instituto, pillamos a un chavalín, llevamos al medio manipulador-idiotizante de turno y le ponemos a usted la piel de gallina dando la voz de alarma. Mientras usted despotrica contra un pelele que vende porros para suplir las necesidades que le creamos a través de esos mismos medios, no se preocupa de otras cosa. Y de paso, a través del miedo a esos peligrosos delincuentes, justificamos la inversión de dinero público en cuerpos de represión estatales por si alguno se sale del rebaño e intenta organizarse.