Pues resulta que mi novio es exagerado para todo y siempre le gusto la idea de tener un cine en casa, la cuestión es que tenemos una tele de cincuenta y tantas pulgadas en casa y no voy a decir lo que costó porque me da hasta vergüenza, pero como el que la paga es él... La cosa es que mi compañera está de vacances y tengo que hacer su turno y el mío, además es época de viajantes de la tienda de mi novio y al medio día siempre toca alguno, la cuestión es que el único rato que tengo para limpiar es por la noche, pero a esas horas ya ando más dormida que despierta y como no se pueden encender la luces para que no entren bichos por la ventana, el niño ha salido quisquilla, pues me puse a sacudir las mantas del sofá a oscuras ¿y a que no adivináis lo que había dentro de una de ellas???? Pues si, el mando de la tele carísima, ay madre de dios, menos mal que a esas horas no había nadie por la calle, que vivo en un cuarto y si le apretó a alguien con el mando le abro la cabeza (el tamaño del mando es proporcional al de la tele). No os imagináis la cara que me quedó cuando lo veo estrellarse en el suelo y abrirse en trozos. Ahora viene lo más curioso, volvimos a montar las piezas, menos la tapa de las pilas que se rompió y el mando sigue funcionando




Por cierto, mi novio no me habló más en toda la noche
