Bueno, como puedo hablar de turbo (que hablo aunque no pueda, también es verdad) cuento cómo es el mío también.
El mío era callejero, ahora es damisela y princesa imperial (le vino a pasar lo mismo que a First, "cualquiera diría que comió basura").
Él decide la hora de irse a la cama, y nos lo hace saber a todos, se va al cuarto y se pone a maullar como si se terminara el mundo, para que vayamos. Vamos, y se enrosca en la cama, esperándonos con cara de "ya es hora, no?".
Es muy dado a intentar escaparse por la puerta, cuando yo abro, y escaparse directamente cuando abre cualquier otra persona. Se pega el pirulito por el patio, y se vuelve a la puerta a llorar (todo esto si no nos enteramos), si nos enteramos, da igual quien baje a por él, le vacila. Eso sí, me ve bajando por las escaleras a mí y sale escopetado como si le quemara el rabo en dirección a casa, con sprint incluído cuando pasa por donde estoy yo. Lo que hace el acojone... es que impongo mucho...
Si las ventanas están abiertas, se sienta a observar el mundo (su mundo, claro), si están cerradas, se sienta a observar mi mundo (más o menos justo entre la pantalla del ordenador, y mi cabeza).
Sólo sube a la mesa si no hay comida, sabe de sobra (lógico por otra parte) que si hay comida será lanzado directamente contra alguna pared/sofá (lo último si tiene suerte), así que no se arriesga.
Le encanta, jugar con Ireth, le apasiona perseguir el rabo de Drakko (pero con delicadeza, sabe que se la juega seriamente) y le vuelve loco dar por saco a First, es superior a sus fuerzas, eso de lanzarse contra ella (si no mira, si mira no mola) para que ella comience a ladrar de manera ensordecedora (con el modo revienta-tímpanos on).
Si quiere llamar la atención, se pone bobalicón, cariñosote.... y en cuanto le haces caso.. ÑACA, toma bocao, que tengo ganas de juego.
En verano duerme en la otra punta de la casa, porque tu respiración molesta. En invierno, si cabe, dentro de tu boca, si no, lo intenta y acaba durmiendo en tu cuello (y tú levantándote escupiendo pelos lanosos).
Si está cariñoso, te da besos de amor por toda la cara, prestando especial cuidado a tus zonas delicadas, y pasando su dulce lija que tiene por lengua por tus párpados una y otra vez (por norma general, suele parar cuando sangran...)
Sólo come cuando hay alguien en casa, y se deprime cuando se queda solo (si me llevo a los perros también, si están los perros tiene diversión para mucho).
Y poco más....
Como podéis ver, cada gato es un mundo... (y ahora está durmiendo encima de mí, apenas puedo escribir... eso sí, tras bajarle de la mesa, ya que no veía la pantalla, claro... y he tardado media hora más, borrando numeritos... ya que el niño tiene ahí las patitas puestas, en el teclado numérico).
Vamos, yo recomiendo seriamente tener un gato. Perdón, que un gato te tenga. Es una maravilla, sobre todo en invierno. Frío no coges durmiendo, fijo, y encima el ronroneo te aduerma de una manera increíble. Yo creo que podría dormir sobre un lecho de cardos si el Turbin está ronroneándome.