Dama, como siempre, los olió un poco y luego fue a su rollo. Gaia intentó jugar con el podenco, pero este pasaba de ella. Entonces se acercó a la mestiza y esta hizo el gesto de jugar con ella.
Pero a Gaia le dio miedo y salió corriendo. Estuvimos un buen rato así, la otra perra se le acercaba y Gaia salía por patas. Al principio temía que se fuera demasiado lejos, pero luego me tranquilicé ya que solo se alejaba y luego volvía. Para no tentar a la suerte, la até. Mientras hablaba con la mujer tranquilamente, dejé que se olieran y corté los intentos de huída de la mía.
¿Cual debe ser mi forma de actuar en estas situaciones?
A todo esto, cuando la mestiza de PA se cansó de que Gaia le huyera, se puso a perseguir a Dama, intentando jugar con ella. Damita, cuando se cansó de que la jovencita esa la estresara, le lanzó un gruñido que hizo que la otra se largara... resultó hasta gracioso, verla regañar a una perra diez veces mas grande.
