COPIO:
La piel se me ha puesto de gallina. Vale la pena leer....
Esta es la historia de Roberta y Ruperta.
El final de la historia es realmente sorprendente e inesperado, pero como toda historia, mejor empezar por el principio.
Roberta y Ruperta tienen treinta años cada una. Son dos tortugas gaditanas.
Hace treinta años, regresaba mi abuelo de trabajar cuando, por el camino, vio una bolsa de basura que parecía moverse. Ante tal situación no sabía qué hacer, le daba miedo acercarse pero se sentía responsable de dejar allí algo vivo. Así que dejando de lado su miedo se decidió a ver qué era.
Se acercó con precaución, abrió la bolsa, y con sorpresa encontró una tortuguita dentro. La limpió como pudo y la metió en el bolsillo de su camisa, pero no quiso irse sin seguir buscando por el temor de que hubiese otra, y ,efectivamente, otra tortuguita con los ojitos sucios asomaba la cabeza entre la basura.
Con ambas tortuguitas llegó a su casa donde las lavó bien, les preparó un recipiente con agua y comida y cuando fuimos a visitarle nos las regaló. Les pusimos de nombre Roberta y Ruperta. En esa época tenía yo cinco años y siempre han acompañado a mi familia, y en los primeros recuerdos que tengo de mi niñez están ellas.
Cuando era la hora de mi baño, mis padres metían las tortugas dentro de la bañera conmigo y en vez de un patito de goma yo tenía a mis tortuguitas Roberta y Ruperta. Antes de enjabonarme las sacaban con cuidado de la bañera y mientras mis padres me bañaban yo las veía curiosear por el cuarto de baño.
Desde entonces hasta ahora han pasado treinta años y hemos compartido muchos momentos y anécdotas hasta el día de hoy. Mi abuelo ya no vive pero cada vez que veo a Roberta y Ruperta me acuerdo de él. Pero ahora Roberta y Ruperta están en peligro de muerte, tienen que ser entregadas antes del día siete de octubre para ser sacrificadas mediante una inyección y ser incineradas.
MUY URGENTE.
Según el decreto de la Junta de Andalucía 42/2008 de 12 de febrero de 2008, publicado el 7 de marzo de 2008, cualquier reptil que alcance o supere dos kilos de peso es considerado animal salvaje potencialmente peligroso y tiene que ser entregado en el Ayuntamiento de la ciudad donde resida. Pero como los ayuntamientos no tienen sitio para albergar vivos a tantos animales su destino es el sacrificio.
Quien haya recibido alguno de mis e-mails anteriores conocerá la historia de la iguana Pablo, que es sevillano. Pablo es vegetariano, estuvo a punto de morir cuando pequeño porque en la tienda no le daban la alimentación adecuada. A Pablo me lo entregaron como regalo de Navidad. Tras 2 o 3 semanas recibiendo la alimentación correcta y muchos cuidados se recuperó totalmente. Ahora tiene casi dos añitos y se ha convertido en un animalito dócil, sano y fuerte el cual también hay que entregar para ser sacrificado por tener más de 2kg de peso.
Las tortugas Roberta y Ruperta, la iguana Pablo, y muchos de nuestros compañeros animales a quien tanto queremos deben ser entregados antes del día siete de octubre para finalmente morir mediante una inyección y ser incinerados. Si no se modifica este decreto sólo podremos verlos en nuestras fotos y en nuestros recuerdos.
Muchas asociaciones para la defensa de los animales están poniendo de su parte, algunas de ellas están haciendo realmente un esfuerzo grande, pero esta es una situación de urgencia y es necesario que todas hagan lo que puedan hacer porque en Andalucía hay miles de tortuguitas como Roberta y Ruperta, cientos de iguanas como Pablo, y muchísimos animalitos más con sus propias historias y con el cariño de quienes los adoptaron, y que sin ser nada peligrosos deben ser entregados y sacrificados por un decreto en el cual se considera potencialmente peligroso a un animal sólo por su peso.
Incluso, según el decreto, si alguna persona lleva al veterinario uno de estos animales el veterinario tiene la obligación de denunciarlo. Así que estos animales sólo tienen tres posibles destinos, todos fatídicos:
1. Ser entregados en el Ayuntamiento correspondiente, sacrificados e incinerados.
2. Mantenerlos en la ilegalidad sin posibilidad de asistencia veterinaria cuando enfermen.
3. Ser soltados sin control para evitar su sacrificio poniendo en peligro el ecosistema.
Como les decía en anteriores e-mails no me gustaría que piense que por enviar este e-mail a muchas asociaciones la responsabilidad se divide entre todas ellas, porque entonces sería exactamente igual que si se lo enviase a una única asociación. Espero vea la gravedad de lo que ocurre y realmente ponga los medios que disponga, si no es así estos animales van a morir o a crear graves perjuicios. Una cooperación entre todas las asociaciones para la defensa de los animales sería algo ideal.
De igual forma que una pata rota no duele menos que una pierna rota, nadie tiene derecho a privar de su vida a cualquier ser, sea humano o no.
Pueden comprobar el decreto, está publicado en el BOJA. Para cualquier información o colaboración que necesiten sigo estando disponible dentro de mis posibilidades.
Muchas gracias por su atención.
José Ramón.