
Después de comer, hemos salido a tomar el café fuera y a disfrutar del excelente día que hacía y, mira por donde, he hecho un nuevo amiguito: Tyson.
La bienvenida no ha sido muy buena que digamos, después de hacer las presentaciones como Dios manda, acercarme despacio, dejar que me oliera la mano y acariciarlo despacio, el muy cabrito se me ha tirado a morderme la mano, pero yo, muy machote, ni me he immutado

El dueño me ha enseñado el gesto para que me diera la pata y a partir de ahí y que ha visto que yo no le tenía ni pizca de miedo (supongo que sería eso) hasta se ha tumbado panza arriba y me ha dejado acariciarle todo.
Ese es Tyson, un staffs precioso:


