Privatización de la sanidad
Privatización de la sanidad
Un chino llevaba varios días rondando por la calle de Urgencias del Hospital La Paz de Madrid.
Un médico, que desayunaba en la cafetería de esa calle, con su bata blanca, como todos los que allí van, se había fijado en el chino.
¿Qué hará aquí este hombre tantos días dando vueltas?
¿Estará enfermo?
¿Quizá duda si le atenderán o no?
Sin poder frenar más su ansia de saberlo, se dirige el médico al chino y le pregunta:
"¿Tiene algún problema señor?
¿Acaso está enfermo? ¿Quiere que le examine?"
El chino se vuelve para mirar al médico y, con una sonrisa de oreja a oreja, le contesta:
" No, glacias, no me pasa nada, sólo estoy viendo el local"
Un médico, que desayunaba en la cafetería de esa calle, con su bata blanca, como todos los que allí van, se había fijado en el chino.
¿Qué hará aquí este hombre tantos días dando vueltas?
¿Estará enfermo?
¿Quizá duda si le atenderán o no?
Sin poder frenar más su ansia de saberlo, se dirige el médico al chino y le pregunta:
"¿Tiene algún problema señor?
¿Acaso está enfermo? ¿Quiere que le examine?"
El chino se vuelve para mirar al médico y, con una sonrisa de oreja a oreja, le contesta:
" No, glacias, no me pasa nada, sólo estoy viendo el local"
Él es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. Él será tuyo siempre, fiel y sincero, hasta el último latido de su corazón. A él le debes ser merecedor de tal devoción