Sinceramente, no lo sé. Tenga el perro que tenga, con la edad que tenga y sea del tamaño que sea, cometeré errores, no soy perfecta, si con uno no la cago en ciertos aspectos lo haré con el otro.
Actualmente el problema que más me mosquea con mi gordo son las salidas y las entradas a mi casa, pasando por la barriada, y no creo que lo pudiese arreglar aunque lo volviese a tener, al menos que ciertos vecinos se mudasen

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Luego, fuera de la barriada no es un mal perro, tiene sus fallos, claro, pero en general es sociable, nunca se escapa, va pendiente de mí, y no es que me obedezca a todo y a la primera, pero no suele ser muy desobediente, sabe reñir en su justa medida, evita las tensiones y no se suele meter en líos, es paciente y suele aguantar las impertinencias del resto, ¿qué más puedo pedir? No lo cambiaría por nada del mundo, es mi compañero, lo quiero con todas sus virtudes y con todos sus defectos (aunque a veces me den ganas de cogerle por el cuello

).