Joc escribió:Un último detalle: a los perros agresivos personalmente nunca los trataría con métodos aversivos (rima y todo). ¿El motivo? El objetivo a tratar en muchos de esos perros es el de reducir sus umbrales de frustración y canalizarlos tratando de aumentar su tolerancia a los motivantes de esa irritación. En muchos casos existe una falta de confanza total entre el perro y sus propietarios. Esto creo que es algo fundamental para el éxito de la terapia.
Si utilizamos métodos aversivos y el perro interpreta que son producidos por sus propietarios...la cosa no pinta bien.
Me parece lógico que si en un caso concreto los métodos aversivos puedan empeorar la situación, se intente buscar otra alternativa.
Si no usamos aversión (corte instantáneo de la acción indeseada, ¿verdad?), tendremos que ofrecerle al perro hacer algo mejor que la acción indeseada. Ponte en el caso de agresividad hacia personas, que lo estés trabajando con desensibilización y descartando métodos aversivos.
Vas a tener que conseguir un estímulo positivo tan tan grande, que impida que el perro centre su atención en la persona a morder (persona que tienes cerca al trabajar). Pero tiene que ser tan grande que no haya NINGUNA posibilidad de que en un momento dado o tras varias repeticiones pierda en la balanza que hace el perro entre eso y sus ganas de morder.
Si se consigue ese estímulo tan poderoso y el perro acaba desensibilizado, genial. Con eso le bastaría a alguien que trabaja sólo en positivo.
Un adiestrador que coja las herramientas que le parezcan más interesantes de todas las corrientes también puede seguir esa estrategia, que no se auto-llame como adiestrador en positivo no significa que pueda usar cuando le parezca apropiado esa estrategia.
Sin embargo este adiestrador que tiene más herramientas que el adiestrador en positivo, cuenta con la herramienta de la corrección (una correa+collar por ejemplo). Si por lo que sea se da el caso de que el estímulo positivo que se le ofrece falla y el perro centra su atención en la persona (cosa fácil de leer con su lenguaje corporal), un tirón de correa puede romper esa atención y devolver al perro la serenidad.
Ambos tienen la herramienta de la desensiblización, pero el adiestrador "completo" cuenta con una herramienta extra, eficaz, que el otro no tiene. ¿Qué haría en este caso el adiestrador en positivo? ¿Abandonar su filosofía y dar un tirón de correa? ¿O suspender el ejercicio para volver a empezar desde cero acabando la acción de forma inadecuada?
Por esto yo contrataría siempre al que sea completo y pueda usar en todo momento la herramienta que crea necesaria porque su abanico es más amplio.
Está claro que si ambos adiestradores son perfectos y tienen una efectividad del 100% en todas sus acciones, no me va a importar qué herramientas use mientras el resultado sea bueno.
Pero ninguno lo es, y en igualdad de condiciones (¿90?), prefiero al completo.