Kali (cuento)
Kali (cuento)
Hace algún tiempo prometí buscar y traducir un cuento que escribí hace 6 años. Aquí lo teneis. Espero que no tengais en cuenta la calidad literaria... al fin y al cabo está escrito por una niña de 12 años... y traducido del catalán...
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-¡Kali!
Levanta perezosamente una oreja. Luego la otra. Poco a poco, se levanta sobre unas patas gastadas por el tiempo. Anda, con ese andar pesado que tienen solo los perros viejos. Es su querida ama quien lo llama.
Otra vez se van de excursión. Kali ama las largas excursiones en compañía de sus amos. Recupera por unos instantes su vieja agilidad y se sube de un salto al coche. Pero esta excursión será diferente. La familia se muda… se va a la ciudad.
Se sienta en el asiento de atrás, en compañía de su amiguito David. A medida que van avanzando los quilómetros, el niño se pone más y más nervioso. En el asiento delantero, los padres discuten.
-Mamá, ¿no podemos quedarnos con él?
-Hijo, sabes que no puede ser, no podemos tener al perro en n piso… lo entiendes, ¿verdad?
-¡No!
El padre de David está nervioso.
-¡Podeis callar! Vamos a dejar el maldito perro donde lo pueda encontrar alguien.
-Pero…
-Pero, ¡nada! ¡El perro se queda aquí y punto!
Frena de golpe, y sale bruscamente del coche. Abre la puerta trasera e intenta sacar al perro. David lo abraza. Intentando calmar los ánimos, interviene la madre:
-Vamos, David, te prometo que cuando estemos en el piso nuevo compraremos un perrito pequeño que pueda vivir con nosotros.
-¡Yo no quiero un perrito pequeño! ¡Yo no quiero otro perrito! ¡Quiero a Kali!
Y lo abraza más fuerte, como para demostrar lo mucho que lo quiere.
El padre le arranca el perro de los brazos y se adentra en el bosque. Vuelve al cabo de un rato… sin Kali. El coche se aleja.
En el bosque, Kali sigue moviendo la cola, convencido de que volverán a por él. En su inocencia, agradece al dueño que le haya dejado comida y agua para pasar el rato…
Kali esperó durante una semana… pero sus dueños jamás volvieron. Se alejó poco a poco, más viejo aún de lo que era una semana antes. Estuvo viviendo de la basura y la caridad de los vecinos de un pueblo cercano… hasta que unos hombres con redes lo capturaron. Kali acabó sus días en una jaula, recordando y amando hasta el final la familia que le traicionó.
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-¡Kali!
Levanta perezosamente una oreja. Luego la otra. Poco a poco, se levanta sobre unas patas gastadas por el tiempo. Anda, con ese andar pesado que tienen solo los perros viejos. Es su querida ama quien lo llama.
Otra vez se van de excursión. Kali ama las largas excursiones en compañía de sus amos. Recupera por unos instantes su vieja agilidad y se sube de un salto al coche. Pero esta excursión será diferente. La familia se muda… se va a la ciudad.
Se sienta en el asiento de atrás, en compañía de su amiguito David. A medida que van avanzando los quilómetros, el niño se pone más y más nervioso. En el asiento delantero, los padres discuten.
-Mamá, ¿no podemos quedarnos con él?
-Hijo, sabes que no puede ser, no podemos tener al perro en n piso… lo entiendes, ¿verdad?
-¡No!
El padre de David está nervioso.
-¡Podeis callar! Vamos a dejar el maldito perro donde lo pueda encontrar alguien.
-Pero…
-Pero, ¡nada! ¡El perro se queda aquí y punto!
Frena de golpe, y sale bruscamente del coche. Abre la puerta trasera e intenta sacar al perro. David lo abraza. Intentando calmar los ánimos, interviene la madre:
-Vamos, David, te prometo que cuando estemos en el piso nuevo compraremos un perrito pequeño que pueda vivir con nosotros.
-¡Yo no quiero un perrito pequeño! ¡Yo no quiero otro perrito! ¡Quiero a Kali!
Y lo abraza más fuerte, como para demostrar lo mucho que lo quiere.
El padre le arranca el perro de los brazos y se adentra en el bosque. Vuelve al cabo de un rato… sin Kali. El coche se aleja.
En el bosque, Kali sigue moviendo la cola, convencido de que volverán a por él. En su inocencia, agradece al dueño que le haya dejado comida y agua para pasar el rato…
Kali esperó durante una semana… pero sus dueños jamás volvieron. Se alejó poco a poco, más viejo aún de lo que era una semana antes. Estuvo viviendo de la basura y la caridad de los vecinos de un pueblo cercano… hasta que unos hombres con redes lo capturaron. Kali acabó sus días en una jaula, recordando y amando hasta el final la familia que le traicionó.
Última edición por invitada el Sab Jul 05, 2008 6:10 pm, editado 1 vez en total.
¡Maravilloso...tristisimo! Sigue escribiendo que tienes madera. Yo tambien escribo, desde pequeña, es una manera maravillosa de espantar nuestros fantasmas.
¿Cuantos angeles caben en la punta de un alfiler?
Todos los que existen en el universo.
¿Cuantos angeles caben en tu corazon?
Todos los que tu dejes entrar.
http://expoacuarelas.blogspot.com
Todos los que existen en el universo.
¿Cuantos angeles caben en tu corazon?
Todos los que tu dejes entrar.
http://expoacuarelas.blogspot.com
Jo, Jaguar, ¡qué caña para tener 12 años!.
¿Sabes la pena de esto? que podrías haber puesto perfectamente: basado en un hecho real...¡Cuántas veces se habrá repetido esa escena!
¿Sabes la pena de esto? que podrías haber puesto perfectamente: basado en un hecho real...¡Cuántas veces se habrá repetido esa escena!
No sabía que se podía querer tanto a un animal, hasta que tuve uno, me enseño muchas cosas, pero la que más, querer sin condiciones