Tytania escribió:Tengo dos preguntas:
¿Cuánto vale una incineración colectiva?
¿Y qué se hace si a uno se le muere el perrillo y no tiene dinero para incinerarlo?
En la clinica veterinaria donde yo voy me dieron estos precios (supongo que todas andarán más o menos igual):
Colectiva: 50 euros
Individual: 200
Si hubiese tenido un jardin, yo me hubiese llevado a mi perra a casa, pero...
Nohita escribió:Si hubiese tenido un jardin, yo me hubiese llevado a mi perra a casa, pero...
Yo lo dudé con Berta, pero luego no me atreví. Chico es un experto en desenterrar pajaritos muertos. No quiero ni imaginarme que me hubiera desenterrado a la gata: me da algo.
"Si a tu perro no le gusta una persona, probablemente a ti tampoco debería gustarte."
Animo SOS, siempre nos quedaran los buenos momentos con ellos.
No se si esta pregunta que voy a formular estará fuera de lugar o no (si es así disculpar) pero ¿está legalmente permitido enterrar a tu perro en tu jardin?, imagino que la respuesta debería ser que no y supongo que principalmente por motivos sanitarios. ¿Me equivoco?, ¿no?.
Aun recuerdo con 5 años como en mi pueblo lo hicimos en un huertecillo con una perra que teníamos que murió de vieja la pobre. Era un huerto y no un jardin, obviamente y hace tela de años.
A mi cocker MICO que no llegó a cumplir los dos añitos lo enterramos hace ya 11 años en el cementerio de perros de Arganda del Rey y creo que por Madrid no hay otro, si alguien sabe de alguno más..... gracias.
Yo hasta ahora,los he enterrado en el jardin,pero han sido animales pequeños y una perrilla pequeña que murio....
Pero ya un perro grande,pues no se que hare,porque ya hacer un hoyo tan profundo es mas dificil,,,,yo esas cosas las resulvo cuando llega le momento,ahora ni quiero pensar.
El hecho simple de que mi perro me quiere más que yo a él constituye una realidad tan innegable que, cada vez que pienso en ella, me avergüenzo (Konrad Lorenz).
por cierto, si alguna de las cántabras sabe de algún sitio en Cantabria que me lo diga porque no encuentro
El hecho simple de que mi perro me quiere más que yo a él constituye una realidad tan innegable que, cada vez que pienso en ella, me avergüenzo (Konrad Lorenz).