Se llama Golfo y se encontraba en un pueblo de Cuenca a punto de ser sacrificado por un cazador. Tiene entre dos y tres años y no ha vivido más que sufrimiento, le tenían encerrado en una pequeña jaula maloliente y casi no le daban de comer, por eso cuando se le rescató no sabía hacer pipí levantando la patita ni correr pues no controlaba las patitas de debilidad.
El cazador lo quería matar de un tiro pues según él no valía para cazar.
Es muy dulce y mimoso y añora otra oportunidad porque tiene muchas ganas de vivir, pide un hogar de verdad, suyo propio y una familia cariñosa que le quiera como se merece.
Por desgracia, que la gente adopte perros de caza no es fácil, por eso Suki lleva tanto tiempo con nosotros.
Adoptale y hazle conocer la felicidad que tanto a desconocído.
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