No sólo se contentaron con dejarla tan pequeña a la aventura, sino que antes le cortaron salvajemente las orejas, a ras de la cabeza.
Cuando la encontraron, estaban empezando a cicatrizar. Estuvo ingresada en el veterinario unos días hasta que se recuperó de sus heridas físicas y psíquicas. Era un perrita de mirada muy triste que no podía confiar en el ser humano (a su corta edad había sido fruto de una tortura extrema), pero ahora con 8 meses está empezando a ver que la vida puede ser diferente. Cada vez se acerca más a las personas.
Esta en Cadiz.
Perfil del adoptante: Persona con gran sensibilidad para cuidar de un animal que ha sufrido y necesita mucho cariño y atención.
Contacto: huellasgaditanas@hotmail.com (Poned en el asunto: MERENGUE)

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