


Ayer le estuvimos haciendo unas placas de cadera, porque vuelve a tener afectadas las patas traseras (pérdida de fuerza, rigidez, cojera...). Resulta que la cadera está perfecta, no hay nada de displasia, pero descubrimos algo aún más desagradable: tiene una espondiloartrosis severa que le afecta a toda la columna. Vamos, que, a los dos años, tiene la columna de un perro anciano. Las vértebras son un cúmulo de picos de loro y crecimientos anómalos que se le clavan en la médula. Por eso le fallan las patas traseras: no es un problema de articulación, sino neurológico, de pinzamiento medular. Si afectara sólo a dos o tres vértebras se podría operar, pero, tal como está afectada toda la columna, es inoperable.
El pronóstico es malo. Va a estar enfermo toda su vida. Y, por lo tanto, va a estar limitado toda su vida. Nunca va a poder hacer ejercicio ni jugar con los demás perros: sus paseos tienen que ser tranquilos, caminando y sin hacer el loco. Y, por supuesto, va a estar medicado de por vida: condroprotectores, antiinflamatorios, antibióticos... según vaya necesitando en cada momento.
La enfermedad es degenerativa, así que irá a más. Es posible que en algún momento se quede paralizado de las patas traseras. Si eso sucede, se podría ver en qué punto se produce ese pinzamiento concreto y operar esa vértebra. Pero no se puede prever nada, habrá que ir actuando según surjan las cosas.
Eso sí, el pobrecillo no pierde la alegría en ningún momento. Te ve, intenta correr hacia ti y se espatarra como una rana, pero sin dejar de mover el rabo ni sonreir. Son increíbles.
