El abuelo se queda mirándolo un rato fijamente hasta que el chaval le dice:
¿Qué pasa gilipollas? ¿Qué miras? ¿ Qué nunca has hecho una locura en tu vida ?
A lo que el viejo, tranquilamente, le contesta:
Sí, una vez me emborraché y me tiré a un loro... Y justamente me estaba preguntando si no serías mi hijo...
