GARRAPATAS
Le di la tarde a Alberto.
Toda la puñetera tarde mirándome la espalda, la pierna, la cabeza.
Juro, juro y rejuro que las tenía por todo el cuerpo picándome. De verdad, no era mi imaginación, que notaba los pinchazos como si me estuvieran clavando agujas....
Qué mal día...
Elena, te envidio, te envidio en lo más profundo de mi ser.
Te mando esta? Aún no está chamuscada, yo creo que puede valer.
Toda la puñetera tarde mirándome la espalda, la pierna, la cabeza.
Juro, juro y rejuro que las tenía por todo el cuerpo picándome. De verdad, no era mi imaginación, que notaba los pinchazos como si me estuvieran clavando agujas....
Qué mal día...
Elena, te envidio, te envidio en lo más profundo de mi ser.
Te mando esta? Aún no está chamuscada, yo creo que puede valer.