
Con la gata de mi amiga fue un show, fue abrir el transportín -ya boca abajo, sobre la entrada de la jaula- y no caía la muy puñetera... Se la oía bufar, se agarraba de donde fuera, al final mientras caía lanzaba zarpazos. Una locura, parecía poseída.


También será que no estoy acostumbrada a los gatos, pero menudo carácter...
Mucha suerte para Berta, que no sea nada o en todo caso poquito.