El caso es que me cuesta cogerlo, escapa de mí, bueno, en general escapa de todos los que intentan tocarlo.
En otros momentos no tiene problema en venir cuando lo llamo, y juega conmigo y cuando estoy tumbada en el sofá se me sube encima y me lame toda la cara, pero si yo hago el gesto de intentar cogerlo, escapa.
Si tengo tiempo la manera de cogerlo es ponerme a su altura y llamarlo 200 veces, él se acerca un poco y escapa, se acerca otro poco y vuelve a escapar, y lloriquea, se pone muy nervioso y cuando tengo prisa por marchar es un suplicio. Sin embargo cuando salimos de paseo y los suelto a ambos por el monte, al llegar al punto de retorno en el que sabe que paramos para poner las correas, se para y espera a que se la ponga sin problema ninguno

