A la hora de irse, lo llaman, acude el perro, (yo viéndolo todo desde dentro del restaurante ya) pero en lugar de dejarse poner la correa, se da una carrera en plan de juego.
Pues bien, la chica coge del suelo un palo enorme y le intenta dar con él. El perro se tira panza arriba una y otra vez muerto de miedo, pero es que cuando llega el chico, le empieza a dar puñetazos el pedazo de cabrón, y finalmente una patada en la cabeza.
Y EL PERRO SÓLO ESTABA PIDIENDO COMPASIÓN, QUE NO HABÍA HECHO ABSOLUTAMENTE NADA.
En primer lugar, ese tío y su amiguita no deberían ser dueños de un perro.


En segundo lugar: si un día estoy yo allí con mi perra y aparecen ellos, ¿qué hago con la perra cerca de un perro que el pobrecito estará desquiciado?

Se me arregló el cuerpo por la tarde, que nos fuimos a la otra punta del pueblo, a rodearnos de gente normal, y estuvo Kyra pasándolo pipa con un boxer, un bull terrier y un husky preciosos.
No sabéis lo mal que lo pasé comiendo. Os lo juro.