
La pobrecita mía se nos está haciendo vieja a pasos agigantados. Aparte de su leishmania (que está bastante controlada), está cada vez peor de la artrosis, y con este invierno tan frío se resiente un montón. Las patas le tiemblan mucho, cojea unas veces de una y otras veces de otra, y las lleva todas rígidas, la pobre mía. Ayer, no sabemos qué le pasó, que iba andando por el pasillo y de pronto pegó un grito y se quedó con la pata delantera toda encogida y temblando. Se la estuvimos masajeando y parece que va mejor, pero sigue bastante cojita.
Además, se le están formando cataratas, y anda ya medio cegatilla. Eso sí, oído no pierde, la tía: en cuanto abres un paquete de salchichas, aunque esté en el extremo opuesto de la casa, se pone de pie y viene todo lo deprisa que puede.
Es una p*tada, lo deprisa que envejecen
