
De acuerdo, quieres ejemplos de países donde se vive mejor que aquí. Puedes irte, por ejemplo, a Alemania, ya que lo has citado. Un sitio civilizado donde los haya (tan civilizado que fue la cuna del nazismo). Pero, ojo, si te vas allí, que no se te ocurra ser ni un pelín menos civilizada de lo que son ellos. Porque, desde aquí, te encanta que la gente llame a la policía si se hace ruido en un bar. Pero espérate a que tu vecino llame a la policía porque tus hijos están jugando en tu casa y hacen un poco más de ruido de lo que a él le parece oportuno. Y la policía le dará la razón, porque por ley tus hijos deberían guardar un silencio absoluto.
Podrías irte a Inglaterra, pero cuidado con los hooligans. O con los barrios deprimidos, o con los altos índices de desempleo, o con la pésima atención médica, o con el desmoronamiento de los servicios básicos... (¿o con Jack el Destripador?

A lo que voy con todo esto, es a que el lugar perfecto no existe, y, cuando uno está descontento, lo está en todas partes. Porque el descontento por todo y por todos es algo que uno lleva consigo, y se lo lleva a donde vaya.