Mi Berta
Mi Berta
Te debía un homenaje, reina, pero estaba esperando a escribirlo como te mereces.
Te recogí de la calle ¿recuerdas?, una minialbondiguita desnutrida y comida por los hongos. Me acuerdo de tu primera noche en casa, tú dormida a mi lado en el sofá, TAN pequeña, con esos cuatro pelos de punta, y esa costra que te cubría un lado entero del cuerpo. Por un momento me entró el agobio: ¿cómo iba a poder yo sacarte adelante? Pero lo conseguimos, entre las dos. Tres meses de pomadas y tratamiento, mucho pienso de cachorro… y al final te convertiste en una gataza lustrosa, de pelo brillante y espeso (y no precisamente desnutrida).
Durante tres años estuvimos solas tú y yo, y sé que yo era todo tu mundo (toda una responsabilidad para mis pobres hombros). Luego llegó ese torbellino llamado Maki, que lo revolucionó todo. Después fueron vinieron todos los demás, perros incluidos, y dejaste para siempre de ser hija única para integrarte en una familia numerosa en la que te movías como pez en el agua. De hecho, fuiste la única que no intentó echar al pobre Chico a pedradas cuando llegó a casa. La única que lo aceptó de buen grado.
Sé que tu timidez y tu discreción hicieron que, para mucha gente, fueras una gran desconocida. Siempre en segundo plano, mirando sin alborotar. Pero, cuando te conocían, te adoraban. Tan tierna y tan apegada, pero tan valiente y tan fuerte: toda una madre coraje que no dudaba en defender a su clan y poner orden cuando hiciera falta… aunque a veces te equivocaras de objetivo (¿recuerdas cuando la pobre Sira terminó con tres de tus uñas clavadas en el culo porque Chico y Boxer estaban montando bronca? ).
El maldito cáncer te ha apartado de mi lado antes de tiempo, aunque tú aguantaste como una tiarrona todo lo que pudiste, sacando fuerzas de donde fuera. Nos has dado a todos un ejemplo que no sé si podremos igualar. Y el tener que ayudarte a partir ha sido tan duro, tan duro… pero ya era lo último que podía hacer por ti.
Ahora tengo que acostumbrarme a vivir sin ti. Y te voy a echar muchísimo de menos. Has dejado un hueco enorme en la casa. Y en mi corazón.
Te recogí de la calle ¿recuerdas?, una minialbondiguita desnutrida y comida por los hongos. Me acuerdo de tu primera noche en casa, tú dormida a mi lado en el sofá, TAN pequeña, con esos cuatro pelos de punta, y esa costra que te cubría un lado entero del cuerpo. Por un momento me entró el agobio: ¿cómo iba a poder yo sacarte adelante? Pero lo conseguimos, entre las dos. Tres meses de pomadas y tratamiento, mucho pienso de cachorro… y al final te convertiste en una gataza lustrosa, de pelo brillante y espeso (y no precisamente desnutrida).
Durante tres años estuvimos solas tú y yo, y sé que yo era todo tu mundo (toda una responsabilidad para mis pobres hombros). Luego llegó ese torbellino llamado Maki, que lo revolucionó todo. Después fueron vinieron todos los demás, perros incluidos, y dejaste para siempre de ser hija única para integrarte en una familia numerosa en la que te movías como pez en el agua. De hecho, fuiste la única que no intentó echar al pobre Chico a pedradas cuando llegó a casa. La única que lo aceptó de buen grado.
Sé que tu timidez y tu discreción hicieron que, para mucha gente, fueras una gran desconocida. Siempre en segundo plano, mirando sin alborotar. Pero, cuando te conocían, te adoraban. Tan tierna y tan apegada, pero tan valiente y tan fuerte: toda una madre coraje que no dudaba en defender a su clan y poner orden cuando hiciera falta… aunque a veces te equivocaras de objetivo (¿recuerdas cuando la pobre Sira terminó con tres de tus uñas clavadas en el culo porque Chico y Boxer estaban montando bronca? ).
El maldito cáncer te ha apartado de mi lado antes de tiempo, aunque tú aguantaste como una tiarrona todo lo que pudiste, sacando fuerzas de donde fuera. Nos has dado a todos un ejemplo que no sé si podremos igualar. Y el tener que ayudarte a partir ha sido tan duro, tan duro… pero ya era lo último que podía hacer por ti.
Ahora tengo que acostumbrarme a vivir sin ti. Y te voy a echar muchísimo de menos. Has dejado un hueco enorme en la casa. Y en mi corazón.
"Si a tu perro no le gusta una persona, probablemente a ti tampoco debería gustarte."
- taliesim
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por muy oscura que sea la noche, no tengo miedo. Encontraré el camino en los ojos de mi perro
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Lo siento en el alma, debe ser durisimo perder un ser tan querido
¿Cuantos angeles caben en la punta de un alfiler?
Todos los que existen en el universo.
¿Cuantos angeles caben en tu corazon?
Todos los que tu dejes entrar.
http://expoacuarelas.blogspot.com
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¿Cuantos angeles caben en tu corazon?
Todos los que tu dejes entrar.
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