Sí, la verdad es que en esa foto ha salido muy guapa.
Las margaritas del jardíiiiiiiiiiiiinnnnnn

... como he dicho le encantaron las plantas, así que algunas han pasado a la historia. Por entonces el jardín estaba poco asentado, el césped estaba fatal y no tenía bordillos de delimitación. Afortunadamente con el tiempo ha ido aprendiendo que los arriates no deben traspasarse, aunque a veces se le olvida, o mejor dicho no es que se le olvide, es que no quiere recordarlo, porque cuando la pillo por ahí sale disparada a esconderse para que no le regañe.