
sólo me quedé pensando en los que tenemos un boxer como maestro, también aprenderíamos:
a brincar como canguros alrededor de la gente para mostrarles el gusto de vernos.
a dar de lametazos interminablemente (y cuando se acabe la saliva a tomar un vaso de agua para seguir dando lametazos).
a jugar un poco... "brusco", así que nadie se queje si termina en el suelo, de verdad, no lo hacemos a propósito.
y nunca maduraríamos... ups, creo que eso sucede sin que me lo enseñe Cleo.
