Sí, ya lo tengo!! Tengo los PDF por si a alguien le interesa.
El perro es el primer animal domesticado por el hombre, y de eso hace unos 16.000 años. Los estudios genéticos basados en el estudio del ADN confirman que proviene del lobo y que tengan este antecesor no es una casualidad
Podría haberse domesticado a partir de otros cánidos salvajes como el coyote, el chacal o el zorro; o quizás se intentó, pero éstos son animales
solitarios que sólo se relacionan entre sí para aparearse. El lobo es un animal sociable, vive en grupos con una estructura defi nida y una jerarquía muy estricta. El cachorro de lobo pudo sustituir su manada por la familia humana, tenía los mecanismos para relacionarse con las personas y adaptarse a la nueva vida.
Pese a los 16.000 años de selección y la aparición de razas muy variadas, todos los perros siguen conservando las características conductuales del lobo, sólo hay que ver la facilidad de agruparse que tienen los perros abandonados para cazar o buscar comida o la colaboración espontánea que surge en los sabuesos cuando están cazando. Son capaces de expresar su estado de ánimo, sus
deseos y sus necesidades, y es esta capacidad de comunicación la que hace del perro el mejor animal de compañía. Todos los que conviven con
un perro por primera vez quedan sorprendidos: el animal sabe lo que vamos a hacer sin que le hayamos dicho nada, si estamos deprimidos nos
sentimos acompañados, el domingo se enfada si no lo llevamos con nosotros, si va a ir al veterinario está nervioso o se esconde,... y empiezan a cuestionarse la inteligencia del animal.
Lenguaje corporal.
El perro, entre otras aptitudes, tiene una gran capacidad para leer nuestro lenguaje corporal e interpretar el movimiento más sutil o una mirada concreta, y una vez nos conocen, saben lo que queremos con una sola mirada. Hay perros capaces de captar con antelación la aparición de una crisis en un niño autista o un ataque en una persona epiléptica, también pueden detectar un descenso de glucosa en una persona diabética mientras duerme y en EE.UU. la organización Dogs For Diabetics entrena perros para este fin. Aunque no se sabe con certeza, parece ser que los animales detectan una variación en la conducta de su propietario y dan la voz de alarma.
El perro, con su cuerpo, nos transmite intenciones, estados de ánimo, si está atento o relajado. Antes de atacarnos lo comunica con una serie
de posturas amenazadoras para advertirnos; no le interesa la pelea, pero debemos entender su lenguaje para evitarla. También emite señales
de calma. Turid Ruggaas, que las ha estudiado durante años, nos enseña que el animal bosteza y se lame cuando está tranquilo, y nos invita a hacer lo mismo si lo vemos nervioso.
Los sonidos guturales.
Siguen en importancia a su lenguaje corporal. Hay una amplia gama de
sonidos: gimoteos, gruñidos, ladridos y aullidos. Los ladridos sirven para llamar la atención y son más sutiles de lo que creemos, también dan información sobre el tamaño del animal; cuanto más pequeño más agudo será y cuanto más grande más grave. Científi cos húngaros han estudiado los ladridos de miles de perros mediante modelos informáticos
y han comprobado que hay un ladrido para cada situación: su tono, intensidad, duración y repetición varían según lo que quieran transmitir.
Pero no hace falta ser científico para percatarse de ello, aunque las personas no podemos captar toda su amplitud sonora, los dueños de perros con un poco de sensibilidad llegan a entender muchos de los ladridos de su animal; saben cuándo piden comida, o que le abran la puerta, si advierte de un intruso, o desea jugar.
El olfato.
Tiene un papel muy importante en la comunicación, le sirve para identifi car individuos y sus marcas. El perro lee con la nariz y deja sus marcas para que los otros las lean y respeten su territorio; la información se transmite mediante las feromonas, concentradas principalmente en
la orina y unas glándulas situadas al lado del ano. Debido a ello la zona perianal es la más olfateada cuando se encuentran dos perros, leen su carnet de identidad. También cuando quieren identificar a una persona que está hablando con nosotros, lo que produce situaciones un poco embarazosas.
Su capacidad olfativa es impensable desde nuestro
punto de vista. Pueden detectar el miedo en una persona, localizar una perra en celo a kilómetros de distancia e incluso saber si su propietaria
está embarazada antes que ella.
La memoria.
El perro es un animal con buena memoria, y gracias a ella podemos enseñarle una serie de órdenes básicas para su educación. Según algunos adiestradores de pastores alemanes, pueden aprender hasta 200 palabras, pero sea ésta una exageración o no, lo que sí es cierto es que en caso de muerte de su propietario se acuerdan de él durante mucho tiempo y pasan horas encima de su cama; la muerte de una mascota con
la que convivía produce un estado depresivo y pérdida de apetito durante días. En Edimburgo, el perro Bobby es el más famoso de la ciudad, vivió
a finales del siglo XIX, y al fallecer su propietario, se instaló a vivir en su tumba. Los habitantes, impresionados por la fidelidad del animal, lo
cuidaron hasta su muerte, en 1872, y erigieron una estatua para mantener vivo su recuerdo.
Hay otra forma de comunicación entre perros y personas, se trata de la comunicación extrasensorial, telepática o como queramos llamarla. Aunque inexplicable científi camente, no por ello es menos real. Algunos perros tienen la capacidad de saber cuándo sale su propietario del trabajo, situado a varios kilómetros de distancia, y en aquel momento se ponen a esperarlo delante de la puerta de casa. Otros, cuando suena
el teléfono, se ponen a ladrar insistentemente si el que llama es su
dueño hasta que otro miembro de la familia responde. Otros saben
cuando el vehículo de su amo entra en el garaje del edificio de viviendas sin que haya ninguna posibilidad de que pueda olerlo u oír el motor.
Este fenómeno no es tan raro como parece y algunos científicos, como Rupert Sheldrake, lo han estudiado para confi rmar su teoría de los campos mórficos. De momento, no existen resultados concretos.
Como es lógico, el perro se comunica con nosotros utilizando los recursos que tiene a su alcance si quiere que lo acariciemos, se acercará, nos
lamerá las manos o nos empujará con el hocico, emitirá algún gimoteo y moverá la cola a la menor respuesta por nuestra parte. Si tiene ganas de
jugar, nos provocará ladrando, acercándose y alejándose dando saltos y meneando la cola. Si irrumpimos en su territorio, permanecerá de pie
con las patas extendidas, la cola hacia arriba, la mirada fija, enseñando los dientes y gruñendo, en estado de alerta, dependerá de nosotros que nos ataque o no.
Sea por su gran capacidad de comunicación, sea porque tienen mucho tiempo libre para observarnos, los perros saben más de nosotros que
nosotros de ellos.
Está copiado directamente del PDF, quizás haya alguna separación sin sentido.