Pues paciencia, paciencia y más paciencia: cada vez que se suba, "NO", y abajo.
Chico, de todas formas, el primer invierno, aunque sabía que al sofá no se podía subir, por la noche, cuando todo el mundo estaba en la cama, se subía. El caso es que nunca le pillábamos, pero el sofá aparecía lleno de pelos por la mañana

Bueno, un par de veces se le pegaron las sábanas y lo pillamos in fraganti

Al final terminé poniendo una sábana en el sofá por las noches, para que por lo menos no lo manchara.
El caso es que, cuando pasó aquel invierno, dejó de hacerlo, y ya no lo ha vuelto a hacer más.
"Si a tu perro no le gusta una persona, probablemente a ti tampoco debería gustarte."