El límite entre tú y yo
es nuestra piel,
sagrada frontera
infranqueable.
Lo único que nos hace
humanamente uno.
Pues, en la divinidad del
sentir, nuestras almas se
entremezclan fina y cálidamente
formando un solo ente.
Aun reconociendo humildemente
cada parte y gozando del contacto.
Así, gozamos de nuestro límite.
Frontera de roce deseado
y movimiento cadencioso.
Unamos nuestras fronteras
para que éstas, al menos,
sean una y, en esa unión,
nada ni nadie pueda traspasar
la frontera de nuestro sacro mundo.
Reflexión: "Ojala no existiesen más fronteras
en el mundo que la que nos hace humanos"
¿Cuantos angeles caben en la punta de un alfiler?
Todos los que existen en el universo.
¿Cuantos angeles caben en tu corazon?
Todos los que tu dejes entrar. http://expoacuarelas.blogspot.com