Y eso, mis amigos fueron a ver la torre donde vivian y se encontraron con esto.....
Y para las misas venian un monton de curas y ya te digo, que parecia aquello una secta. Demasiado radicales, no se como explicarlo.
Fantasmas
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InvitadaL
yo si que me acuerdo de esa gente que tenían toxicómanos en reabilitación. Uno de esos curas daba misa en mi pueblo, y venía por las tardes con sotana (era un tio joven y con sotana ya se ven pocos curas) a leer la biblia en el parque del pueblo, mientras los toxicomanos jugaban a futbol. Pero que de repente desaparecio todo el mundo de alli, como os digo, en circunstancias muy extrañas.
Y eso, mis amigos fueron a ver la torre donde vivian y se encontraron con esto.....
Y para las misas venian un monton de curas y ya te digo, que parecia aquello una secta. Demasiado radicales, no se como explicarlo.
Y eso, mis amigos fueron a ver la torre donde vivian y se encontraron con esto.....
Y para las misas venian un monton de curas y ya te digo, que parecia aquello una secta. Demasiado radicales, no se como explicarlo.
Jo, Eire, tu historia es espeluznante.
Yo lo más parecido a una casa encantada que he conocido era la casa que tenía en La Granja (el pueblo donde pasábamos los veranos) la abuela de una amiga mía. Era un caserón enorme, dentro del pueblo, muy laberíntico, con habitaciones que se comunicaban unas con otras y unos cuadros espeluznantes (había un cuadro de una monja que nos daba tanto miedo que no nos atrevíamos a pasar por delante). En la planta de arriba --que no se utilizaba, ni siquiera tenía muebles-- se oían siempre ruidos: golpes, ruidos como de arrastrar, cosas así. Pero como estaba bastante deteriorada, siempre decían que no era nada, que eran pájaros que se metían por las ventanas, o ratones.
El caso es que un día estábamos jugando allí arriba (a veces subíamos para meternos miedo unos a otros) y, de repente, se derrumbó una pared de la habitación en la que estábamos. Y lo que apareció al otro lado no fue la habitación vacía que debía haber a continuación, sino una habitación totalmente tapiada, sin ventanas, sin ninguna puerta, pero toda amueblada: con una cama, una cómoda, un armario, una mesa camilla, un par de sillas... La cama estaba hecha, con unas colchas viejísimas, y no sé si había algo en el armario o la cómoda porque salimos corriendo como alma que lleva el diablo a avisar a los padres de Inés, mi amiga. Nadie sabía qué era ese cuarto, ni por qué diantres lo habían tapiado, pero allí estaba.
Al año siguiente, los padres de Inés compraron un piso allí, en La Granja, y cerraron la casa. Todavía sigue cerrada, deteriorándose poco a poco. No sé ni siquiera si sigue siendo suya, pero no he visto que nadie haya vuelto a vivir en ella.
Yo lo más parecido a una casa encantada que he conocido era la casa que tenía en La Granja (el pueblo donde pasábamos los veranos) la abuela de una amiga mía. Era un caserón enorme, dentro del pueblo, muy laberíntico, con habitaciones que se comunicaban unas con otras y unos cuadros espeluznantes (había un cuadro de una monja que nos daba tanto miedo que no nos atrevíamos a pasar por delante). En la planta de arriba --que no se utilizaba, ni siquiera tenía muebles-- se oían siempre ruidos: golpes, ruidos como de arrastrar, cosas así. Pero como estaba bastante deteriorada, siempre decían que no era nada, que eran pájaros que se metían por las ventanas, o ratones.
El caso es que un día estábamos jugando allí arriba (a veces subíamos para meternos miedo unos a otros) y, de repente, se derrumbó una pared de la habitación en la que estábamos. Y lo que apareció al otro lado no fue la habitación vacía que debía haber a continuación, sino una habitación totalmente tapiada, sin ventanas, sin ninguna puerta, pero toda amueblada: con una cama, una cómoda, un armario, una mesa camilla, un par de sillas... La cama estaba hecha, con unas colchas viejísimas, y no sé si había algo en el armario o la cómoda porque salimos corriendo como alma que lleva el diablo a avisar a los padres de Inés, mi amiga. Nadie sabía qué era ese cuarto, ni por qué diantres lo habían tapiado, pero allí estaba.
Al año siguiente, los padres de Inés compraron un piso allí, en La Granja, y cerraron la casa. Todavía sigue cerrada, deteriorándose poco a poco. No sé ni siquiera si sigue siendo suya, pero no he visto que nadie haya vuelto a vivir en ella.
"Si a tu perro no le gusta una persona, probablemente a ti tampoco debería gustarte."
construirian la pared desde fuera de la habitacion
La oscuridad nunca dominará nuestros corazones
http://eiresland.blogspot.com/
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