Mi política ahora mismo es que tiene que socializarse lo máximo posible y que no puedo inculcarle ningún miedo, así que soy incluso un poco temeraria en relación a cómo me comportaba con mi anterior perra (solía desconfiar de la mayoría de los grandes y evitarlos, aunque nunca tuvo problemas con ninguno). Os cuento lo que hago a ver si se puede mejorar:
-Ambos van atados: Los acercamos poquito a poco controlando bien por si acaso y cuando vemos que no pasa nada los dejamos que interactúen sin intervenir.
-Ruso va atado y el otro perro suelto: Pregunto desde la distancia qué tal es con otros perros, si me dice que no hay problema los dejo y si no me alejo.
-Ruso va suelto y el otro perro atado: Sujeto a Ruso por el collar y pregunto lo mismo de antes, si me dice que es sociable lo acerco poquito a poco y si no hay malas reacciones lo suelto, si no no le dejo acercarse.
-Ambos van sueltos: Lo mismo que en el anterior, pero tengo bastante más cautela por si el otro busca gresca antes de que lo aten.
De momento ya digo, el mío no ha dado un sólo problema y siempre quiere acercarse a todos y jugar (además adecúa la brutalidad del juego a la del otro, cosa que me encanta porque no se sienten incómodos), pero le han gruñido unos cuantos (3 chihuahuas, 1 bichón maltés en brazos y hoy un border collie atado mientras lo olisqueaba) y nunca está de más prevenir.
¿Lenguaje corporal que dé pistas sobre las malas intenciones?
Gracias, como siempre
