Con el resto de la comida no es posesiva, se la puedo quitar sin problemas.
Pero con el hueso me gruñe y lo agarra para que no se lo quite.
He intentado con el no, el suelta, con hacerla entender que no es de su propiedad sino mío y con tumbarla. Al final, se lo quito pero en contra de su voluntad. Ayer se autocastigó y se fue a su sitio sóla, porque sabía que había hecho mal.
Como dato os diré que cuando era cachorra era bastante dominante, pero la volvimos sumisa. Es una perra sociable con todas las personas y perros.
Éste es el último rescoldo, que tenemos de su rebeldía y quiero acabar con él.

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