Coki, como tantos otros, ha sido abandonado por su familia. Sea cual sea el motivo, han decidido que no merecía seguir formando parte de su hogar y le han apartado. Fueron capaces de venir hasta la puerta de nuestro refugio, le ataron a un árbol y dejaron junto a él un papel en el que escribieron el nombre del perro, su edad y su calendario de vacunaciones. Lo triste es, que tenemos que estar agradecidos por no haberle dejado en cualquier carretera, en medio del campo sin comida ni bebida o en una perrera para ser sacrificado...Con que poco nos conformamos. Pero el futuro se abre ahora para Coki. Un futuro con una nueva familia que le de todo lo que no han sabido darle, y que tome de él lo que no han sabido ver: la inteligencia que se ve en sus ojos, la bondad que se nota cuando te lame, el cariño que se ve cuando mueve su cola. Se lleva bien con el resto de perros y con las personas y será un gran amigo y un fiel compañero.
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