Tiene un año y ha estado a punto de morir. Su dueño le dejo en la perrera para que le sacrificaran. Ya no lo querían y sólo tenía un año. Seguramente no se había convertido en el perro que esperaban. Había dejado de ser el precioso cachorro que era, y además, era verano y estorbaba. Tuvimos la suerte de encontrarle cuando fuimos a la perrera a rescatar a otros perros. Y digo que la suerte la tuvimos nosotros, porque Nandi es una maravilla de perro. Es cariñosísimo, muy listo y juguetón. Se lleva bien con el resto de compañeros del refugio y con las personas. Está siempre preparado para aprender cosas nuevas, y atento al mínimo gesto. Vamos a darle entre todos otra oportunidad.
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