Necesitamos un ángel para la pequeña Betty Boo. No precisamos que tenga alas, nos da igual el sexo (de hecho cuentan que los ángeles no tienen sexo) Tampoco nos preocupa si es querubín o serafín. Pero tiene que ser un ángel de la guarda, uno de esos seres extraordinarios destinados a proteger a los más débiles.
Betty Boo nació sin ángel de la guarda y con solamente 1 año de vida se encontró en la calle, no sabemos desde cuando; preñada y muy enferma, se empeñaba en alimentar a sus tres bebés muertos. Y así la encontró nuestra Olga, a quien la pequeña Betty Boo se acercó maullando bajito en un llanto conmovedor.
Entre las manos y en el corazón de Olga, Betty Boo encontró un lugar en el que recuperarse, en el que olvidar el dolor y la enfermedad. Pero tanto tiempo sobreviviendo a la calle y al abandono dejaron una huella imborrable: la leucemia. Una palabra fea para una preciosa gata.
Por eso buscamos un ángel; el ángel de la guarda de Betty Boo sabe que con leucemia, un gato puede vivir las mismas 7 vidas que cualquier gato; sabe que no necesita más cuidados que una buena alimentación y una vida plácida; sabe que proteger a una criatura “enferma” es un acto de amor infinito.
¿Un ángel de la guarda sin gato a quien amar?
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