La historia de Nora pone realmente los pelos de punta y, desgraciadamente, parece ser una práctica bastante habitual que se pueden ve a menudo en las clínicas veterinarias.
Nora era una perra que hasta hace bien poco disfrutaba de una familia y un hogar. Era una perra de piso, mimada y cuidada. Pero todo cambió cuando su dueña se quedó embarazada. El miedo provocado por la zoonosis les llevó a acudir a una clínica veterinaria con su perra.
¿Para qué? Para eutanasiarla. ¿El animal tenía algún problema de salud? Ninguno. Había que sacrificarla por expreso deseo de los dueños. Apelando a la ética profesional, los veterinarios que se enfrentaron a este caso se negaron a ponerle una inyección letal a Nora. Al fin y al cabo, ¡es una perra sanísima!
Intentando dejar de lado el mal sabor de boca que provocan este tipo de casos, Nora merece una familia que de verdad la quiera y la cuide. Es de tamaño pequeño por lo que se adaptaría perfectamente a la vida en un piso. Se lleva bien con otros perros y también con las personas.
Si estás interesado en adoptar a Nora,manda un correo electrónico a sevein0211@hotmail.es