Rata... así te llamábamos cariñosamente por tu apariencia, pero pronto nos hiciste ver que eras mucho más que eso. Cariñoso, divertido... buscabas la proximidad humana en todo momento... y a falta de esa, la compañía de Gaia. Podíais pasar horas intercambiando ruiditos... de tal manera que parecía que mantuvieseis una conversación. Tu inteligencia y la manera en como buscabas compañía en otras especies me han echo enamorar de una especie que desconocía hasta ahora. Se dice que los que han tenido perros no pueden vivir sin ellos... te aseguro que después de tenerte a ti, no podré volver a vivir sin un degú a mi lado.
Lo siento Rata, has vuelto a ser un conejillo de Indias, aunque no intencionadamente... el próximo, o próximos (no volveré a cometer el error de meter un degú sin compañía en una jaula) estará mejor cuidado que tu...
