Poema "A mi perro con amor"
Poema "A mi perro con amor"
Recogéis a un perro que anda muerto de hambre, lo engordas y no os morderá. Esa es la diferencia más notable entre un perro y un hombre. (Mark Twain)
Falta este trozo:
Entre basuras de tierra tengo mi pan y mi almohada,
¡vamos pues, vamos perrito mío! vamos anda que te anda,
con nuestra renguera a cuestas y nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras, tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo, yo la pedrada en el alma.
Y cuando mueras amigo, yo te enterraré en mi casa,
bajo un letrero que diga: aquí yace un amigo de mi infancia,
y en el Cielo de los perros, tan puro, tan tierno,
te regalará San Roque una muleta de plata.
Era joven y era viejo por más que yo lo cuidara,
el tiempo malo pasado lo dejó medio sin alma;
fueron muchas hambres, mucho peso para sus tres patas.
Y una mañana en el huerto debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío, como una piedra mojada;
ya estaba mi pobre perro muerto de las cuatro patas.
Hacia el Cielo de los perros se fue anda que te anda,
las orejas de peluche y el hociquito de escarcha.
Portero y dueño del Cielo, San Roque en la puerta estaba,
ortopédico de mimos, cirujano de palabras,
con buen surtido de recambios con que curar viejas talas.
Para ti un rabo de oro, para ti un ojo de ámbar,
tú, tus orejas de nieve, tú, tus colmillos de escarcha;
tú -y me perro le reía- tú, tu muleta de plata.
Ahora ya sé porque está la noche agujereada.
¿Estrellas? ¿Luceros? No, es mi perro que cuando anda
con la muleta va haciendo agujeritos de plata.
Entre basuras de tierra tengo mi pan y mi almohada,
¡vamos pues, vamos perrito mío! vamos anda que te anda,
con nuestra renguera a cuestas y nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras, tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo, yo la pedrada en el alma.
Y cuando mueras amigo, yo te enterraré en mi casa,
bajo un letrero que diga: aquí yace un amigo de mi infancia,
y en el Cielo de los perros, tan puro, tan tierno,
te regalará San Roque una muleta de plata.
Era joven y era viejo por más que yo lo cuidara,
el tiempo malo pasado lo dejó medio sin alma;
fueron muchas hambres, mucho peso para sus tres patas.
Y una mañana en el huerto debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío, como una piedra mojada;
ya estaba mi pobre perro muerto de las cuatro patas.
Hacia el Cielo de los perros se fue anda que te anda,
las orejas de peluche y el hociquito de escarcha.
Portero y dueño del Cielo, San Roque en la puerta estaba,
ortopédico de mimos, cirujano de palabras,
con buen surtido de recambios con que curar viejas talas.
Para ti un rabo de oro, para ti un ojo de ámbar,
tú, tus orejas de nieve, tú, tus colmillos de escarcha;
tú -y me perro le reía- tú, tu muleta de plata.
Ahora ya sé porque está la noche agujereada.
¿Estrellas? ¿Luceros? No, es mi perro que cuando anda
con la muleta va haciendo agujeritos de plata.
- vero_dalpa
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Pues,eso q no lo he podido terminar de leer!!!.Hoy tengo el dia tonto,las cosas de las mujeres ya sabeis!Y me "artao"d con la cancion de Mecano,Laika mientras conducia vuelta a casa y ahora este poema tan "sentio"q stoy hecha una "madalena"se me cae er moko....Q pena,q pena!
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