EFEverde.- La amputación de orejas y rabos en los perros se ha incrementado en grupos sociales "que utilizan a estos animales para actividades ilegales como las peleas" o que desean resaltar su estética, aunque es una "auténtica aberración" según la ONG Mascoteros Solidarios.
El presidente de esta organización y veterinario, Carlos Rodríguez ha asegurado a Efeverde que “la gran mayoría de veterinarios no practican este tipo de cercenamientos” aunque reconoce que las diferentes legislaciones según CC.AA. propician esta actividad.
Por ello pide que “desde el Colegio General de Veterinarios de España tendría que haber una norma activa para todos los colegiados” que impidiera la mutilación de las colas en los canes que los tienen especialmente largos, el corte de las cuerdas vocales en los perros labradores o la desungulación en gatos, entre otras agresiones animales.
Rodríguez recuerda que “orejas y rabo son puntos de comunicación fundamentales para un perro y con su eliminación se le está coartando la posibilidad de comunicarse con sus congéneres”.
Además, “supone un riesgo quirúrgico innecesario, aunque se realice bajo anestesia en una clínica veterinaria”, insiste el presidente de Mascoteros Solidarios, quien también ha denunciado el aumento de razas “las consideradas potencialmente peligrosas, a las que se está ejecutando por culpa de la crisis”.
A su juicio, todas estas prácticas pueden englobarse como claro maltrato animal, sean desempeñadas o no por veterinarios, ya que “las amputaciones son el mayor fallo de cualquier tipo de cirugía…, cuando se corta una parte del cuerpo es porque no existe otra posibilidad de mantener ese miembro”.
Infografía de Rafael González. Pinchar para ampliar la imagen.
Desde Málaga, el Oficial Mayor del Colegio de Veterinarios de la provincia, Lisardo Morán, asegura a Efeverde que “la gente suele realizar estos cortes por estética” y porque “si el rabo del animal es muy largo da ‘colazos’ que le producen un daño”, aunque el argumento principal es por mejorar la belleza del animal.
Ausencia de una ley nacional
En lo que concierne a la legislación en España, no existe una norma marco y por eso cada autonomía tiene la potestad de prohibir las mutilaciones o permitirlas como sucede en el caso de Extremadura.
Andalucía, por ejemplo, imposibilita este tipo de actuaciones como recoge la Ley 11/2003 de 24 de noviembre de Protección de los Animales, en la que se especifica la prohibición de las mutilaciones “con fines exclusivamente estéticos o sin utilidad” y sólo se reconoce las practicadas por veterinarios en caso de necesidad”.
